Bonito recuerdo de dos malagueños de adopción: George William Grice-Hutchinson, uno de los muchos héroes desconocidos de la guerra civil en Málaga, y de su hija, Marjorie Grice-Hutchinson, eminente economista y mejor persona, entrañable amiga de mi padre, a la que tuve el honor de conocer y admirar hasta su fallecimiento el 2003.
Leonardo Cervera Navas
4 Marzo 2007
Evocación de Marjorie Grice-Hutchinson, de Fabián Estapé en La Vanguardia
IDEAS Y DEBATES
Una feliz iniciativa de Caja España, con cargo a su Obra Social, (editada en Salamanca, 2005), contribuirá no sólo a un conocimiento completo de la Escuela de Salamanca, adornada de sesudos estudios de los profesores Luis Perdices de Blas, y de John Reeder, sino también la oportunidad de rendir merecido homenaje a la hispanista cuyo nombre encabeza este artículo, con cuya amistad y colaboración he contado siempre desde los lejanos días en que era discípula predilecta del gran economista austriaco Friederich von Hayek, que sería Premio Nobel de Economía en 1974.
A Hayek debemos la delicada tutela científica que prestó a Marjorie, ya que cuando ésta le comunicó en Londres su traslado con su padre a Málaga, la ciudad que por su suave clima había seducido al barón Schlippenbach, Hayek le recomendó que aprovechara su nueva residencia, profundizando sus estudios de Historia del pensamiento económico, sobre cuanto habían escrito importantes teólogos y pensadores españoles en los siglos XVI y XVII. Con ello y con esfuerzo a lo largo de un puñado de años se pudo delinear una contribución española a la Ciencia Económica que no se ha dado en otras coyunturas.
Una breve nota biográfica nos dice que Marjorie nació en Eastbourne (Gran Bretaña) el 26 de mayo de 1909; se sabe que en su entorno familiar dominó el ambiente pasajero y dominador de su padre, uno de los abogados de mayor relevancia en el Temple. Después de muchos años explorando un gran número de países, hizo de Málaga su lugar preferido hasta extremos que alcanzan a haber contribuido al auxilio económico de Instituciones y de la historia de Málaga.
Más adelante Marjorie escribiría bajo el ambiente derivado de su padre, la monografía titulada El cementerio inglés en Málaga y la misma Marjorie me contaba lo mucho que afortunadamente la diferenciaba del trágico final de Robert Boyd, el único inglés como se recordará que fue voluntario en la célebre expedición de Torrijos y que con él fue fusilado, como se ve en el cuadro casi fotográfico de Gisbert. Marjorie Grice-Hutchinson siguió las orientaciones de su maestro y más adelante de R. G. Sayers y pudo realizar la aportación que causó considerable eco en Gran Bretaña ya en 1952 y obras siguientes poniendo de manifiesto la existencia en los siglos aludidos de un buen puñado de economistas españoles (que lo eran a pesar de que Schumpeter quiso reducirlos a los "afanes de unos clérigos").
Los riesgos de la guerra
Marjorie Grice-Hutchinson siguió ya en Málaga el talante de su padre, quien, al estallar la Guerra Civil, asumió riesgos librando a destacados malagueños de una suerte aciaga transportándoles en casi una decena de travesías de la Málaga hosca a Gibraltar, un gesto humanitario que se interrumpió una vez llegado a Málaga un fiscal con amplios poderes llamado Carlos Arias Navarro que en el transcurso de los años, ya con residencia en La Moncloa, los demostraría en marzo de 1974 y todavía más en el aciago septiembre de 1975, consiguiendo estampar un baldón que sigue manchando esto que llaman transición.
Finalmente, Marjorie pudo en años ya alejados de la Guerra Civil, seguir su doble personalidad, de una parte, la de una científica con las obras que se detallan en el libro que comentamos y, de otra, con donaciones de valor incalculable como supone la mayor parte de la finca de San Julián a la Universidad de Málaga.
Recuerdo que en mi último viaje, cuando almorcé con ella a solas, con una coquetería británica de gran señora, despidió a los profesores que la rodeaban diciendo que "voy a almorzar con Fabián, porque seguramente hoy será nuestra despedida".
El libro que comentamos ha contribuido a satisfacer la deuda que tiene España entera con quien abandonó esta tierra en Málaga, el 12 de abril de 2003. Creo que todos cuantos cultivamos la historia del pensamiento económico español nos sentimos un tanto huérfanos.
Fabián Estapé - Economista